top of page
storia_edited.jpg

Venecia - Conegliano, Valdobbiadene - Cortina

“El vino es uno de los mayores signos de civilización del mundo”

 

(Ernest Hemingway)

Un territorio en el que brillan los ecos de una cultura antigua y de una pasión moderna.


Justo en el Véneto Oriental, en particular sobre las colinas de la Marca Trevisana, se desarrolla una de las mayores expresiones de la civilización del vino en Italia y en el mundo: el Prosecco.


“El vino más adecuado para uso medicinal” decía Livia Drusilla, esposa del emperador Augusto, refiriéndose al vino Pucino, el antiguo progenitor del Prosecco.


Fue después gracias a la Serenísima República de Venecia, alrededor de 1750, que la variedad de uva del actual Prosecco encontró su morada entre los sinuosos relieves de la Marca Trevisana y un floreciente desarrollo en las zonas entre Conegliano y Valdobbiadene.


Envuelta en las tiernas colinas trevisanas en la zona de paso entre Venecia y Cortina, la finca que hoy se llama Vignarosa, por el color de sus construcciones, data del siglo XVIII, como lo revelan los mapas del Catastro Napoleónico de 1813.


Ese periodo marcó un importante punto de inflexión para el nacimiento de la ciencia enológica moderna y para la cultura del vino.


Es justo en este espíritu de transformación, de modernidad consciente de su propia historia, que florece la exclusiva relación de mutuo entendimiento entre el ser humano y la creación, donde el amor por la naturaleza y la gratitud por sus frutos se convierten en una sola cosa:

Vignarosa,

“Love and Gratitude”

bottom of page